
Como una sirena,
Bajo tus aguas,
Mi cuerpo se balanceaba,
Con tu suave y delicado vaivén.
Mi cuerpo se dejaba arrastrar,
De dentro afuera,
Mi piel cubierta de tu sal,
De esa que mis heridas,
Hace cicatrizar.
Cuando me sumerjo en ti,
Se mitiga mi dolor,
Tu agua yodada,
Calma mi corazón.
Quisiera ser una sirena,
Bajo tus aguas quisiera vivir,
No quiero volver a la tierra,
Ya que no encuentro mi lugar allí.
Cuando me muera,
Mis cenizas en tus aguas,
Han de dejar,
Para estar en el único lugar de este planeta,
Donde he disfrutado de mi libertad,
Donde ahogaba mis penas,
Y mi mente se volvía a renovar.
Mis momentos de descanso,
Han sido dentro del mar,
Y el día que me muera,
De tus aguas nadie me podrá sacar,
Ya que me merezco descansar,
en el unico sitio donde he encontrado paz,
y eso sin duda alguna es bajo el MAR.
Justamente hoy estaba pensando en eso, de la pibertad y la paz inigualable que te da el mar.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu rincón de paz.
Besos
Un bello poema, triste y melancolico, pero llega muy adentro...me ha gustado...un besote
ResponderEliminarSiempre es grato visitarte!!
ResponderEliminarTe dejo abrazoss y besotes grandotes!!
Beatriz
No dejes de sumergirte cariño...
ResponderEliminarPodré balancear tus olas.
Andrea.
El mar enamora, y a veces, nos roba la voluntad, haciéndonos suyos por la eternidad.
ResponderEliminarBonitos versos.
Besos